Santo Tomás de Aquino nació en el año 1225 en Italia en el castillo de Roccasecca. Destacado pensador de la historia, poseedor de una de las filosofías con más influencia que haya existido, teólogo y doctor de la iglesia católica.
La abadía de Montecassino fue su primera casa de estudios, donde recibe formación científica y religiosa y posteriormente ingresa a la universidad de Nápoles, para continuar sus estudios superiores.
Su vida apostólica empezó cuando a sus dieciséis años comenzó a relacionarse con Fray Juan de San Juliano, ya que él pertenecía a la comunidad de hermanos predicadores. Dos años después la Orden de Predicadores, cuenta con su colaboración.
Una decisión difícil para tomar la de este joven, pues provenía de una familia aristocrática la cual tenía en mente otro futuro para Tomás. Impidieron a la fuerza sus deseos y es así como deciden secuestrar y tenerlo en resguardo en un calabozo del castillo de Roccasecca por más de seis meses.
No solo su familia mostraba su desagrado por el camino elegido por Tomás, más adelante tuvo que enfrentar a los maestros de París, quienes no le permitieron continuar con su carrera como docente en la universidad, debido a su labor como fraile mendicante.
Vida de Santo Tomás de Aquino
Finalmente termina sus estudios en París y Colonia, por recomendaciones de Fray Juan Teutónico y guiado por Fray Alberto Magno y quien le sugiere estudiar más afondo la filosofía pregonada por Aristóteles, un consejo que Santo Tomás, sigue sin inconveniente alguno.
Llega a ser maestro de la cátedra de teología en París a sus 32 años. Para Tomás prevalece la importancia y significado de la Palabra de Dios en la Escritura, sobre otras ciencias y es así como se afianza en la oración como el medio más eficaz y productivo para la realización de sus investigaciones.
Empieza a escribir varias obras con gran sutileza y dominio sobre, ofreciendo en cada una de ellas impecable claridad en la explicación de las diferentes materias, algo que logro plasmar en un cuarteto de libros con relación al Maestro de las Sentencias.
La existencia de Dios al iluminar su mente y sus acciones, era algo que Tomás tenía claro en cuanto a su proceder, solo un ser supremo como el Padre era capaz de mostrar tanto ingenio y creatividad en una persona.
Su fama se extendió por toda Europa, pues todos los que estudiaban en la Soborna al regresar a sus tierras natales, se encargaban de anunciar lo que allí sucedía y quien era el responsable de tanta sabiduría, su maestro.
Nápoles y Roma fueron otros lugares donde impartió sus conocimientos, dejando como legado la Suma Teológica, otra de sus obras.
Su vida espiritual
Para Santo Tomás de Aquino su vida espiritual era muy importante, no solo se dedicó a enseñar, también tomó como misión, el predicar; algo que hacía con toda devoción y dejando en cada una de sus palabras un testimonio fiel de lo que es el amor a Dios.
La misión de la Orden, un ministerio enfocado en la Palabra de Dios sumida en la pobreza voluntaria, fue algo que Tomás tomó con gran entrega y continuo trabajo teológico, no se cansó nunca de buscar la verdad y contemplar con misericordia y amor lo que ante sus ojos se presentaba.
Entregó en sus escritos y es su predicación todo lo que de su corazón brotaba. Sin límites ni egoísmos, ofreció su capacidad en servicio de la verdad, con el afán de encontrarla para luego darla a conocer a los demás.
Muerte de Santo Tomás de Aquino
El 7 de marzo de 1274 murió Santo Tomás de Aquino en la abadía de Fossanova, cuando se dirigía al concilio de Lyon. Canonizado por Juan XXII el 18 de julio de 1323.