Rafael o Raffaello es conocido por su apellido Sanzio, nació en la ciudad de Urbino en Italia, el dia 6 de abril del año 1483, debido a ello también es llamado Raffaello de Urbino. Su padre, Giovanni Santi, fue un modesto pintor. Junto a Miguel Ángel y Leonardo da Vinci, es considerado uno de los grandes maestros del renacimiento.
El niño prodigio
Ante la muerte de su madre, Rafael emprendió un desarrollo prematuro de sus habilidades en los talleres de varios artistas, bajo la tutela de un tío presbítero. En su adolescencia pintó un brillante autorretrato, y siguió con el taller de su padre.
Para ese momento la obra de Paolo Uccello y de Luca Signorelli, tuvieron influencia en su trabajo. Llego la primera encomienda oficial: la decoración de las Estancias Vaticanas, en la cual se resalta La escuela de Atenas.
Sus creaciones son determinadas y resaltan por la perfección y elegancia de sus métodos visuales, que alcanzan el mismo escalafón de las obras del divino Miguel Ángel y del extravagante geneio Leonardo da Vinci, dueños del período del renacimiento.
Sanzio desplegó un estilo y técnica muy cercana a la de Perugino. Para 1501 Rafael era un artista totalmente desarrollado. Ejecutó un significativo Retablo para la Iglesia de San Nicolás de Tolentino.
En los años venideros realizó obras para otros templos, entre ellas la Crucifixión Mond (1503) y Los desposorios de la Virgen de la Pinacoteca di Brera. También hizo varias pinturas de caballete. Para esos tiempos ser pintor no tenía trascendencia; pero por todo fue cambiando desde entonces.
En 1502 fue invitado a Siena por Pinturicchio, para decorar la Biblioteca Piccolomini de la Catedral. Estaba a las puertas de ser un artista muy cotizado. Manifestó su propensión al clasicismo, mostrando perfecto equilibrio de manejo de la luz, la perspectiva y la armonía.
Fue admirable en el estilo de Sanzio su severidad compositiva. Los retratos realizados en tierras romanas por Rafael, superan en realismo y en expresión psicológica a los florentinos.
Rumbo al Vaticano
El papa Julio II le invita a Roma para que ornamentara sus estancias en el Vaticano. Entre 1509 y 1511 engalanó la Estancia de la Signatura, donde matizó las figuras de la Filosofía, la Teología, la Poesía y la Justicia.
En 1518 dispuso su tiempo a el ornato de las Logias del Vaticano con pequeños actos de la Sagrada Escritura. La Transfiguración, es considerada el compendio perfecto de su arte. En su pintura confluyen todas las influencias de su tiempo y desembocan en un estilo personal.
Era Rafael muy apreciado a nivel social por su cortesía y generosidad. Obsequiaba dibujos para ayudar a artistas con dificultades económicas y daba trabajo a muchos en su taller, donde les impartía clases de pintura.
Una noche se fue de celebración hasta el amanecer y de regreso a casa presentó fiebre y malestar. Los médicos, le aplicaron los tratamientos de la época, lo que lo debilito aún más. Era el 6 de abril de 1520: falleció Rafael en Roma, a los 37 años.
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