Manuel Acuña

Nacido Manuel Acuña Navarro, fue un escrito mexicano del siglo XIX. Aunque fue conocido más que nada por sus poesías, también tuvo autoría en distinta novelas y obras de teatro.

Murió a la corta edad de 24 años sin una razón clara por la cual suicidó, aunque muchos expertos aseguran que fue por un amor no correspondido.

Primeros años

Manuel Acuña nació el 27 de agosto de 1849 en la ciudad de Saltillo, una localidad ubicada en Coahuila, México. Sus padres fueron Francisco Acuña y Refugia Navarro.

Ya muchos años después estudiaría dentro de la Universidad Josefino Saltillo y luego profundizaría sus estudios en la Universidad de San Ildefonso, en donde aprendió ampliamente de matemáticas, latín, francés y filosofía. Inmediatamente después de terminar sus estudios en dicha institución, iría estudiar medicina en 1868 dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México, dentro de la cual se mostraría como un estudiante prodigio, aunque elegiría no continuar con sus estudios.

Acuña: el poeta

Durante 1868 empezó con su corta, pero notable, carrera literaria. El primer poema por el que fue conocido fue por uno que compuso para un amigo cercano que había fallecido, Eduardo Alzúa. Además, debido al renacimiento cultural que se estaba dando producto del triunfo de la república durante ese año, formaría la Sociedad Literaria de Nezahualcóyotl, en donde tuvo la oportunidad de presentar sus primeros poemas.

Debido a su actividad dentro de esta sociedad literaria, rápidamente se hizo un nombre para sí mismo. Mucho del trabajo de Acuña fue publicado en una revista llamada El Anáhuac en 1869, Asimismo, también se vería muchos de sus poemas en los panfletos de un periódico llamado La Iberia, a través del cual se pueden encontrar 11 poemas de su autoría, lo cual lo llevó a ser hablado en distintos círculos del ámbito con tan solo 24 años, siendo elogiado continuamente.

Ya en 1871 también tendría la oportunidad de ir un poco más allá de la poesía, escribiendo una novela dramática titulada El Pasado. Siendo aclamada por el público general y obteniendo el reconocimiento de los críticos, esta obra cimentó su lugar en el ámbito literario nacional rápidamente.

A su vez, su éxito se vio aseverado luego de que realizara otros trabajos literarios, como lo fue Nocturno o Entonces y Hoy, siendo este último caracterizado por ser una obra que retrataba el anarquismo y la violencia.

Cabe destacar la aparición de Rosario de la Peña a la vida de Acuña. Durante sus últimos años de carrera esta tomó un significado especial para él, debido al profundo enamoramiento que tenía por la mujer. De hecho, se afirma que la mayoría de los amigos de Acuña también estarían enamorados de Rosario, aunque irónicamente ella nunca llegó a tener una relación formal con ninguno de ellos en términos de romance. Todos pasaban mucho tiempo juntos en la casa de Rosario, debido a que allí se reunían Cuña y sus colegas para discutir sobre poesía, exponer sus nuevos trabajos o versos, y hablar sobre filosofía.

Muerte del poeta

El 6 de diciembre de 1873 muere trágicamente Acuña al ingerir cianuro de potasio. No se sabe cuál fue la causa de su suicidio, pero muchos han afirmado que se debía a su amor por Rosario de la Peña, el cual nunca fue correspondido.

Según se cuenta, sus ojos se llenaron de lágrimas detrás de sus párpados, justamente como una vez escribió en una de sus poesías “como deben llorar en la última hora, los inmóviles párpados de un muerto”.

Su funeral fue el 10 de diciembre de ese mismo año, y asistieron varias figuras importantes del ámbito literario y científico, como también una gran cantidad de admiradores de su trabajo. Hoy en día sus restos están en La Rotonda de los Hombres Ilustres, en donde yace un monumento en su honor.

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