Kiki Camarena: Biografía, secuestro, consecuencias y más

El caso del asesinato de Kiki Camarena reúne todo tipo de señalamientos en contra de la institucionalidad mexicana, las agencias especiales norteamericanas y los carteles del narcotráfico. Examinemos brevemente esta oscura historia.

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Kiki Camarena, el mártir de la DEA

En 1988, la revista Time publicó una portada con el rostro de Enrique «Kiki» Camarena Salazar. Una cara brumosa con mirada de determinación e inquietud. Los que vieron esa portada sabiendo su destino seguramente sintieron un estremecimiento. Hacía tres años que Camarena había sido secuestrado, torturado y asesinado por el Cartel de Guadalajara, como castigo por sus deberes como agente encubierto de la DEA. Fue un caso criminal que golpeó el centro de la organización americana como nunca antes nadie lo había hecho. Y las ondas generadas por el hecho sangriento siguen expandiéndose hasta hoy.

Becas, escuelas, bibliotecas, calles, monumentos y fundaciones llevan el nombre de Enrique Camarena en su natal Calexico. Pero también libros, documentales y audiovisuales de ficción se acumulan uno tras otro, elucubrando sobre cada arista de su tragedia en Guadalajara y arrastrándola para nutrir sus propias ideologías y propósitos.

El investigador común encuentra alguna forma de refugio en la teoría retorcida de conspiración, porque quizás el asumir la simplicidad del mal como origen de la tortura fatal sería devastador para sus nervios. Camarena probablemente sí asumió hasta el final la existencia de la crueldad en estado puro en el mundo e intentó combatirla con disciplina e ingenio. La conocía de primera mano.

De Mexicali a Calexico, de Calexico a Guadalajara

Camarena nació en 1947 en Mexicali, pero no se quedaría mucho tiempo. Su familia de seis niños se estableció en Calexico, California cuando Kiki era un niño pequeño. La pobreza era considerable, así como las tragedias personales de los varones del hogar: Eduardo murió como Marine en Vietnam. Ernesto tenía problemas de adicción a las drogas. Kiki parece haber integrado los destinos de ambos hermanos para proveer una solución. Luego de servir también como Marine, se dirigió a la policía de Calexico, moviéndose rápidamente del trabajo regular al trabajo encubierto en el área de narcóticos.

En este caso, en lugar de ver a la institución esperando un policía eficaz, parecía que el personaje esperaba con impaciencia a la DEA. Esta se fundó en 1973 y Camarena se introdujo apenas meses después. Su primer trabajo fue en Fresno, como policía encubierto en actos de contrabando, donde refinó sus ya inmensas habilidades de simulación.

Kiki tenía el background latinoamericano suficiente para asumir la voz, de cualquier personaje de los que cualquiera puede encontrarse por las calles de la América hispana. Cualquier acento, gesto y jerga criminal estaba en su caja de herramientas. Pronto demostraría también sus habilidades manteniendo comprometidos a sus informantes sobre el campo. El empuje personal de Camarena por cumplir su trabajo con excelencia estaba fuera de toda duda.

Parte de este empuje se orientaba, lógicamente, a conseguir mejores cargos en la agencia. Un método para lograrlo era conseguir asignaciones en el extranjero. Guadalajara era buen destino por el momento, dado el surgimiento de una nueva oleada de narcotráfico. Aparte del trabajo seguro, el sistema cambiario favorable, el clima y la escuela pública de tipo americano de la zona, aparecían como ideales para su familia de tres hijos. No podía saber que esta nueva ciudad sería su tumba.

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Los pasos hacia la muerte

La colaboración entre organismos antidrogas americanos y las autoridades mexicanas eran de larga data. Desde la presidencia de Echeverría se había implantado un sistema de observación aérea de posibles plantaciones de opio o marihuana, para después rociarlas desde el aire con herbicidas. Era un método económico que iba acompañado luego con importantes arrestos en el campo. Para la continuidad de estos propósitos, la presencia de oficinas americanas en suelo mexicano era frecuente para aportar inteligencia, asesoría y recolección de información, sin actividad armada.

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Pero para la llegada de Camarena, los tiempos habían cambiado. El nuevo gobierno mexicano había descontinuado su estrategia de observación y rociado, reduciendo considerablemente la participación americana. El grueso de la DEA tenía fija su atención en el tráfico de cocaína colombiano antes que en México. Y nuevos caudillos criminales habían tomado con mayor inteligencia y crueldad el lugar de los antiguos traficantes arrestados en la década anterior. Todo esto hizo de Guadalajara un lugar hirviente de narcotráfico, con muchos cómplices dentro de las instituciones del país.

Kiki Camarena tuvo que enfrentarse a este contexto. Su labor fue enérgica y dedicada. Sin la posibilidad de observación aérea, Kiki reunió información, con un circuito eficaz de informantes y mediante su propio trabajo como encubierto, para conseguir los campos de cultivo de droga. Pronto logró identificar uno gigante cerca de Zacatecas, de doscientos acres, y logró desatar una redada mexicana sobre el sitio que les costó a los capos cuatro mil toneladas de producto. Luego ocurriría lo mismo en Rancho Búfalo, una plantación de mil hectáreas, también destruida en redada.

La venganza llegó a principios de 1985. Camarena fue raptado a plena luz del día por policías corruptos, llevado a la casa del capo  Rafael Caro Quintero y torturado durante treinta horas. Quebraron sus dientes y costillas, quemaron su pecho, lo violaron con objetos penetrantes, lo apalearon y por último lo mataron con un golpe de barra de acero en el cráneo. Su cadáver se encontró un mes después en Michoacán, envuelto en plástico. La DEA lanzó una investigación por homicidio llamada Operación Leyenda, que logró identificar a los asesinos y presionó al Estado mexicano para su encarcelamiento, lo cual ocurrió con prontitud.

La muerte de Camarena fue un escalofriante recordatorio del nivel de infiltración de los cárteles dentro de las agencias de seguridad e inteligencia a ambos lados de la frontera. Aún hoy el recuerdo sigue recorriendo Guadalajara, desde recreaciones televisivas hasta reportajes conmemorativos. En este video se explica el crimen desde las imágenes de la serie que lo recrea, Narcos. Hasta aquí nuestro artículo sobre Kiki Camarena. Hasta pronto.

 

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