Kazuyo Sejima es una de las grandes figuras de la arquitectura mundial y uno de los nombres más destacados del gremio en la historia reciente de Japón. Aquí exploraremos brevemente la obra de Kazuyo Sejima y su biografía.
Kazuyo Sejima: El poder del diagrama
Detrás del cuerpo menudo de Kazuyo Sejima, su silencio habitual y su voz de ronca discreción se esconde una tenacidad notable para llevar adelante proyectos de inmensa envergadura. Desde sus comienzos en la arquitectura durante los años 80, Sejima ha sido conocida por su notable intensidad de trabajo, con turnos que alarga hasta las quince horas diarias y cuyo impacto busca paliar con toneladas de café y cigarrillos, acompañados de cortas siestas de media hora disfrutadas en un colchón bajo su escritorio.
La dedicación casi total de Kazuyo Sejima a sus proyectos no implica necesariamente velocidad para la japonesa. Cada edificio proyectado significa para su equipo la elaboración de prácticamente millones de modelos, uno tras otro, hasta que lentamente se va forjando la idea definitiva de la construcción y cómo aplicarla. El ritmo pausado es necesario para Sejima, que admite sin vergüenza su temperamento de tortuga sabia que necesita retirarse por momentos a su casa con jardín.
La conjunción de una ética de trabajo extrema y una humildad férrea podrían parecer parte del estereotipo asiático de toda la vida. Pero en el caso de esta arquitecta, parecen las bases de su verdadera personalidad, enfocada a ejecutar a fondo su perspectiva particular del arte del diseño de edificaciones.
Su concepción de la arquitectura es bastante personal: se basa en una comprensión profunda de la relación que tiene un edificio con el lugar en el que está ubicado y entre sus componentes internos y externos. Si bien esto suena común a todo trabajo arquitectónico, en el caso de Sejima se lleva esta comprensión hasta una sencillez extrema que cuestiona todo tipo de suposiciones previas sobre la utilización posterior de los espacios.
El formato elegido para encauzar esta perspectiva suele ser grandes superficies cuadradas y lisas en diagrama, bien sea de cristal o mármol, como una manera de lograr una transición suave del exterior al interior por medio de la luz, difuminando los límites tradicionales entre los espacios. Al mismo tiempo, los cristales permiten tanto la observación hacia fuera como el contacto con el propio reflejo, un buen espacio psíquico que también mezcla objetividad con interioridad.
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Una arquitecta de ocho años
Como en la historia de muchos otros artistas, el destino de Sejima dentro de la arquitectura parecía sellado desde su infancia. Cuando sus padres, un ingeniero de Hitachi y una ama de casa sin grandes intereses por el diseño, llevaron a casa infinidad de revistas para buscar ideas sobre cómo construir su próximo hogar, la pequeña Kazuyo se apoderó de una en particular.
Mostraba una casa de diseño peculiar de un famoso arquitecto japonés, diseño de quien sería en el futuro su maestro. No lo sabía en ese momento, pero esa fue la chispa que despertó su interés por la arquitectura para siempre.
Hubo otro evento posterior igualmente determinante: teniendo que entrar por invitación en el apartamento de un ingeniero estadounidense, apartamento exactamente igual al de sus padres y a los de toda la calle, pudo comprobar que el dueño había logrado hacer algo distinto con su espacio idéntico, con nuevos suelos y ausencia de divisiones internas. Fue una muestra temprana de cómo la creatividad individual podía transformar radicalmente un espacio pensado de otra forma.
A partir de allí, el camino estuvo claro. Sejima se graduó en la Universidad de las Mujeres y logró obtener el título de arquitecta, empezando a trabajar inmediatamente con el prestigioso arquitecto Toyo Ito. Pero pronto Ito se le aparece como alguien que repite viejos esquemas sin atender al posible vencimiento de los conceptos que los sustentaban.
Sintiéndose limitada en su equipo, lo abandona y funda su propia sociedad en 1987, comenzando el endiablado ritmo de trabajo antes descrito. Cuando uno de sus estudiantes contratados, Ryue Nishizawa, probó tener una inteligencia pareja a la suya, Sejima le propuso asociarse para llevar a cabo proyectos juntos. Pronto Ryue fue también su pareja.
SANAA: Kazujo Sejima y Ryue Nishizawa
La dupla SANAA (Sejima and Nishizawa and Associates) ha probado ser una mina de producción creativa. A pesar de su meticuloso ritmo de trabajo, juntos han logrado materializar decenas de proyectos, como el Edificio de Christian Dior en Tokio, el Museo Louvre-Lens en Francia, el centro cívico de Onishi, el Kunstlinie Almere Flevoland de Países Bajos, New Museum of Contemporary Art de New York, el Rolex Learning Center de Lausana en Suiza, el Instituto Valenciano de Arte Moderno, el Pabellón de Cristal del Museo de Arte de Toledo en Ohio, entre muchos otros.
Independientemente de la fructífera asociación profesional y sentimental, Kazujo Sejima y sus proyectos han acumulado por sí solos una larga lista de premios por su trabajo innovador y minucioso, sin aspavientos ni polémicas.
Sejima recibió en la década de los 80 los premios Kashima y Yosioka, seguido en el año 1992 el Premio al Arquitecto Joven del Año, de manos del Instituto Japonés de Arquitectos, lo cual la puso en el mapa en un momento crucial de su carrera.
Más de una década después, recibiría el Japan Architecture Award, una consagración completa en su tierra. En el escenario internacional, el Premio Erna Hamburger de Suiza llegó a sus manos en 2009, al igual que el título Oficial de la Orden de las Artes y las Letras junto al Prix Versailles en Francia.
Pero su cumbre en cuanto a galardones fue alcanzada en el formato SANAA, ganando el importante Premio Pritzker de Arquitectura 2010 junto a su compañero. En el siguiente vídeo puede verse una larga conferencia dedicada al arte arquitectónico de límites difusos de Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa, en boca de Luis Fernández-Galiano. Hasta aquí nuestro breve artículo sobre la vida y obra de Kazuyo Sejima. Hasta pronto.