Nacido en Játiva, Valencia, España el 12 de enero de 1591, fue un pintor, dibujante y grabador. Su padre Simón de Rivera, de oficio zapatero y su madre Margarita Cucó. Tuvo un hermano que también fue pintor.
Dada la profesión de su padre, se puede pensar que disfrutaron de una situación económica acomodada, pues el uso de calzado era costoso en el siglo XVI. Nada se sabe con certeza sobre su formación profesional; se especula que puede haber sido aprendiz de Francisco Ribalta.
Un español italianizado
Uso su nombre italianizado como Jusepe Ribera y con el apodo de Lo Spagnoletto («El Españolito») por su corta estatura y porque anexaba a la firma en latín varias palabras como el español, valenciano y setabense.
Se cree que hacia 1606 emprendió viaje a Italia, visitando la corte de los Farnesio en Parma, de allí su obra San Martín partiendo su capa con el pobre; conoce la obra de Correggio. Se especula sobre la posibilidad de que haya conocido personalmente a Caravaggio.
Permanece en Roma hasta 1616; allí contempló también la obra de Rafael y Miguel Ángel. También influyeron en su paleta las obras de Guido Reni y Ludovico Caracci. En Roma se hizo famoso, ejecutando obras de gran manufactura, como El gusto y El tacto.
Ribera se marcha a Nápoles en 1616, donde establece su residencia. Con la protección de los virreyes, fue miembro de la Cámara Real como pintor; para entonces el duque de Osuna, le contrata para unas obras en la colegiata de Osuna.
Otras iglesias buscan sus servicios: el conde Monterrey, obras en la iglesia de las Agustinas de Salamanca, y Don Juan de Austria. Realizó algunas obras en la iglesia napolitana de Jesús Nuevo, en la capilla de San Genaro de la catedral y, en la cartuja de San Martín.
Entre 1620 a 1626 se registra pocas obras, pues se dedica a ejecutar gran parte de sus grabados, técnica que trabajó con gran destreza. Del Siglo de oro fue el artista que permaneció más apegado a las propuestas estilísticas del claroscuro italiano del Caravaggio.
Entre sombras y luces
Este tenebrismo se refleja en obras como San Andrés (Museo del Prado). Dada sus raíces españolas mantuvo la tendencia a lo religioso, con la presencia de figuras solitarias de vírgenes, santos, anacoretas y mártires de facciones morenas y frentes fruncidas, de gran realismo.
También trabajo la mitología y fue un maestro del retrato; se destaca sus pinturas sobre mendicantes y personajes populares, con piezas de gran maestría. Desde 1630 se distancia del tenebrismo, explorando una nueva propuesta más luminosa.
En La Inmaculada Concepción de 1636, El sueño de Jacob o en La Magdalena (1639 -1640) aparecen cielos naranjas y azules, bañados de luz. En los años 1640 sufre al parecer una trombosis, que, aunque lo limitó, no hizo mermar su éxito y prestigio.
Por momentos regresó al tenebrismo, quizás por su drama personal. José de Ribera falleció el 2 de septiembre de 1652 en Nápoles, Italia.
- Anaximandro, un grande.