El proceso de independencia del Perú es uno que está lleno de personajes sumamente importantes, cada uno aportando con sus batallas y otras acciones una forma de crear lo que hoy es un país libre y democrático, donde su pueblo lleno de cualidades ha demostrado ante el mundo que pueden alcanzar cientos de logros.
Sin embargo, este proceso no fue uno sencillo, y eso podemos verificarlo en la historia de Juan José Crespo y Castillo, uno de los primeros próceres de la independencia peruana, quien no fue indiferente ante las injusticias a las que fueron sometidos en el pueblo de Huánuco, donde se da lo que se conoce históricamente como el primer estallido de la independencia del Perú en 1812.
Juan José Crespo y Castillo nació en el seno de una familia que no posee demasiados registros en los libros de historia, sin embargo varios historiadores señalan que los Crespo y Castillo eran una familia acaudalada, y de hecho en los reportes, se informa que Juan José era un importante y reconocido agrícola, llegando a ocupar importantes cargos políticos de la época, como síndico procurador y regidor.
Estas posiciones políticas lo hicieron alguien que estaba al tanto de las más nuevas actualizaciones impuestas por el gobierno virreinal, quien para la época había establecido medidas tributarias con las cuales ni los Crespo y Castillo, ni la gran mayoría de los criollos e indios estaban de acuerdo.
La batalla de Huánuco
Una vez manifestado su descontento ante estas medidas, inicia la revuelta por una solución más inclinada hacia la democracia del pueblo de Huánuco, donde los indígenas comienzan a rebelarse ante el régimen español, y a la causa se unen personajes tan importantes como Juan José Contreras, Domingo Berrospi, Norberto Haro y José Rodríguez.
Entre criollos e indios, llegaron a la suma de 4000 personas unidas por una causa más justa, donde la lucha principal era en contra de un régimen que solo velaba por sus intereses. Esta batalla dio inicio el 22 de febrero de 1821, y aunque los números parecían estar a favor de los peruanos, estos no contaban con los recursos suficientes para enfrentarse a 500 hombres y cuatro cañones, liderados por José González de Prada en nombre del virreinato.
Durante casi un mes, Huánuco fue el epicentro de una batalla que pasaría a la historia como una masacre a los criollos e indios que defendieron sus ideales con las armas que estaban a su alcance: cuatro escopetas, y cientos de instrumentos para fomentar la agricultura.
En este periodo, Juan José Crespo y Castillo fue nombrado jefe político y militar de Huánuco, hasta que el virrey Abascal envío a José González de Prada, y hubo un enfrentamiento que fue conocido como ‘La Batalla de Puente de Ambo‘, donde el criollo fue derrotado, en conjunto a José Rodríguez y Norberto Haro, y siendo enjuiciado y condenado a la pena de muerte por garrote en septiembre de 1814.
Consecuencias históricas de la rebelión de Huánuco
Luego de que Juan José Crespo y Castillo, en compañía de los principales líderes de esta revuelta huanqueña, José Rodríguez y Norberto Haro fueran ajusticiados en lo que hoy día se conoce como la Plaza de Armas de Huánuco, este evento no paso desapercibido por otras regiones del centro del país.
Esta batalla tuvo la importante participación principal de las etnias indígenas, habitantes de las regiones aledañas, y perteneciendo a los partidos indígenas de Humalíes, y también de los Panatahuas. Fue, históricamente, una de las revueltas más violentas que marcaron el inicio del proceso de independencia del Perú.
Los años consecuentes a esta batalla están marcados por continuos motines y movimientos que intentaban la sublevación del pueblo mayormente compuesto por criollos e indígenas, en las diversas regiones del país, aunque eran prontamente calladas por quienes lograban mantenerse en el poder, es decir, el virreinato, a pesar de un claro deseo por establecer otro tipo de gobierno que no interfiera con los intereses personales y económicos de la clase trabajadora, como proponían al principio cuando interfirieron en el comercio de tabaco, una de las principales fuentes de ingresos de los trabajadores huanqueños, y otros crímenes de violenta naturaleza en esta región especifica.