Gustav Mahler

Gustav Mahler fue director y compositor de orquesta; nació en Kaliste, en lo que hoy es República Checa, el 07 de julio de 1860. Una vez dijo que su música sería valorada cincuenta años luego de su muerte; y tuvo razón, siendo valorado como director más que por sus composiciones.

Es estimado en la actualidad como uno de los supremos y únicos sinfonistas de la historia, pues en sus producciones deja ver y escuchar los cambios que se desarrollarían en las expresiones musicales del siglo XX.

Como creador se destacó en sus creaciones de sinfonía y en el lied, fusionando ambos estilos; como director se destacó en la ópera. En sus trabajos se evidencia la diversidad en medio del conjunto, enmarcado dentro de la práctica clásica vienesa.

La hostilidad ante sus propuestas

La apreciación de su obra llegó con el paso del tiempo, lamentablemente frenada por la invasión nazi de los alemanes, debido a sus creencias judías y al ser un músico moderno. Sus piezas fueron vetadas. Solo al finalizar la Segunda Guerra Mundial empezó a sonar de nuevo su compilación.

Mahler hizo sus estudios musicales en el Conservatorio de Viena; empezó la dirección de orquesta ante pequeños escenarios locales en Olomuc, Kassel y Liubliana. Asistió a Arthur Nikisch; dirigió la Ópera de Budapest y la de Hamburgo. Esta actividad le dio personalidad a su técnica de trabajo.

Con la dirección de la Ópera de Viena en 1897 llegó el momento esperado; solo tenía que renunciar al judaísmo y bautizarse católico, y así fue. Entonces estuvo por una década en la dirección del teatro, donde subió su nivel artístico y dio a conocer sus creaciones.

Tragedia y enfermedad

En 1907 una enfermedad coronaria y el fallecimiento de una de sus hijas lo empujaron a renunciar y moverse al del Metropolitan Opera House y a la Sociedad Filarmónica de Nueva York; permaneció en la gran manzana hasta 1911.

A la vez que dirigía, Mahler realizo sus composiciones de sinfonías y lieder para orquesta; así mismo se llamaba como compositor de verano, debido a que era el único momento del año en que podía invertir todo su tiempo y su energía en la creación de piezas excepcionales.

Las sinfonías de su catálogo son 10. Las número 2,3,4 y la 8 tiene intervención del canto y voz humana, siguiendo las pautas de la Novena Sinfonía de Beethoven. Desde la quinta sinfonía se sentía un amargo que toca la sexta, y tiene su culmen en la Canción de la tierra.

El 21 de febrero de 1911, Mahler asistió a la que sería su última presentación en el Carnegie Hall. Mahler empezó a agravarse y cayó en cama. Si embargo el compositor mantenía vivía no perdió la esperanza, pensando en reiniciar la temporada de conciertos.

El 8 de abril viaja con su familia a Europa; llegando a Paris fue ingresado a una clínica, sin presentar alivio. El 11 de mayo, viaja en tren a Viena, donde fallece el día 18 de mayo de 1911.

 

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