En el panteón de dioses de la mitología egipcia, se pueden apreciar a distintas deidades que fueron adoradas en las distintas épocas del imperio de la nación del Río Nilo, además que solían organizarse por ciudades, es decir, alguno de los dioses era el patrono o protector de alguna ciudad del imperio y allí es donde era adorado, pero en el caso de Amón, fue un tanto diferente.
De patrono a rey de dioses
Amón era el patrono de la ciudad de Tebas y luego de la expulsión de los invasores Hicsos, la localidad tebana realzó su poderío y terminarían por establecer las bases para que a continuación, la Dinastía XVII tomara el poder por un largo tiempo. Este suceso llevó a que Tebas se convirtiera en la capital del Imperio Egipcio, y como consecuencia Amón, se vio beneficiado.
El dios del aire ascendió de puesto y se asentó como el rey de los dioses, como lo podría ser el equivalente a Zeus en la mitología griega. Pero a esta deidad celestial se le fue establecido un vínculo con Ra, dios del sol y la vida de la mitología egipcia, pasándose a llamar Amón-Ra.
El culto hacia este dios se propagó incluso por fuera de las fronteras del Imperio Egipto, llegando a ser adorado en el interior de África y en el continente asiático. Además, en su tierra, se convirtió prácticamente en la figura principal de la religión, inclinándose un poco al monoteísmo, pues se decía que los demás dioses eran otras maneras de representar a Amón.
Su adoración se extendió desde el Imperio Antiguo de Egipto hasta el Imperio Nuevo, y nunca bajó de su rango como rey de dioses, a excepción del conocido periodo armaniense, donde, Akenatón introdujo la supremacía al dios sol Atón, es decir, el Atonismo e hizo que el estatus de Amón-Ra y de sus sacerdotes se viera ampliamente afectado.
Sin embargo, este tiempo en el que Amón perdió fuerza entre los dioses egipcios no duró mucho, pues con la llegada de Tutankamón al puesto de faraón, esta deidad volvió a su puesto original ya que el mandatario de aquel momento era un gran devoto a él, pudiéndose incluso evidenciar en su propio nombre.
Mencionando a los faraones, quienes eran los monarcas de las tierras egipcias, eran considerados divinidades sin mencionar que también tenían un poder político abrumador, pues se les asociaba directamente a los dioses, pero más aún con el supremo Amón-Ra. Sin embargo, estos reyes no dejaban de efectuar sus distintas tradiciones como el hecho de asistir a lugares de culto y ofrecerles obsequios a las deidades.
Aspecto
En su físico puede destacarse que a raíz de su puesto original como dios del cielo se le representaba con el color azul y dos plumas separadas en el enorme tocado que llevaba en la cabeza.
Además, como es común en esta religión representar a las deidades con cabeza de animal y Amón-Ra no era la excepción, aunque a veces se le solía ver con una cabeza humana.
Como símbolos característicos, en sus manos portaba objetos que son bastante típicos y tradicionales de la religión egipcia como la cruz egipcia, también conocida como anj o ankh y la otra, el cetro uas.