Alexandra Lúgaro: Biografía, carrera, controversias

Alexandra Lúgaro es probablemente la más famosa candidata independiente de la historia reciente de Puerto Rico. A pesar de que su carrera política parece haber llegado a su fin, será provechoso examinar su impacto y controversias. Acompáñanos.

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Alexandra Lúgaro: El fin agridulce de una disidencia carismática

Cuando Alexandra Lúgaro anunció en 2021 su retirada de la política electoral, tomó por sorpresa a la mayoría de la opinión pública puertorriqueña. La excandidata a la gobernación de la isla anunció por una publicación en Facebook una reinvención de su carrera profesional, el paso del batón del partido a otras manos y su contribución al cambio nacional por otros medios.

Las reacciones pasaron rápidamente de los elogios a su coraje cívico por defender una opción independiente en el país y por el momento político histórico creado, al desencanto: Lúgaro también anunció su entrada en la organización estratégica de Foundation for Puerto Rico (FPR), ONG con nexos evidentes con el bloque de poder que ocupa el gobierno, el Partido Nuevo Progresista (PNP) y con la anexión tradicional a EEUU.

De inmediato las acusaciones de oportunismo y oscuros manejos electorales empezaron a caer. Lúgaro empezó a ser vista por varios sectores como una candidata vacua, fabricada para fragmentar la votación y la militancia de los partidos rivales de la organización gobernante, como el Partido Popular Democrático (PPD) y el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP). En el mejor de los casos, su aventura en solitario como candidata de tercera vía lucía ahora como una estrategia publicitaria sin intención real de poder.

Su organización fundada en 2019, Movimiento Victoria Ciudadana (MVC) incluso tuvo que calificar el nuevo trabajo de su fundadora como una iniciativa personal sin conexión con la estructura del partido. La posición de la pareja sentimental de Lúgaro y militante también del movimiento, Manuel Natal, era particularmente delicada, habiendo denunciado por años el manejo de fondos en la Foundation for Puerto Rico. El excandidato a alcalde manifestó en un comunicado su desacuerdo respetuoso con las decisiones de su pareja y líder, vulnerando aún así sus aspiraciones por ser visto como sumiso.

Puede decirse entonces que la retirada de Alexandra Lúgaro ha generado un sismo de enormes proporciones en la disidencia partidista que estaba llamada a quebrar el bipartidismo histórico en Puerto Rico, formado por el Partido Nuevo Progresista (PNP) y el Partido Popular Democrático (PPD). Un aroma de claudicación llena el ambiente y los partidos tradiciones, tan golpeados en la opinión pública, podrían recoger de nuevo los votantes perdidos de no entrar la tercera vía en una profunda reorganización.

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Lúgaro, la abogada desconocida

¿Pero quién fue en un principio este rostro novedoso de la política portorriqueña? Alexandra Lúgaro, abogada joven y empresaria con experiencia sólo en corporaciones familiares, fue una completa sorpresa en la campaña por la gobernación de la isla de 2015.

La mayoría de los analistas políticos la vieron probablemente como alguien que intentaba usar la campaña como trampolín para actividades comerciales o bien como un ego demasiado inflado, con recursos para llevar a cabo largas sesiones de autopromoción nacionalista. En realidad, Lúgaro tenía el potencial de convertirse en un candidatura vacía, lista para ser llenada con las ansias o prejuicios del pueblo de Puerto Rico.

Su discurso incluía bastantes lugares comunes de tercera vía, con denuncias acerca de la corrupción incorregible del bipartidismo tradicional y la hegemonía de medios que se deslizaban hacia un tácito antipartidismo radical. Según la narrativa de Lúgaro, los intereses partidistas retrasaban el desarrollo del país por su demagogia, egoísmo y carácter despótico.

De acuerdo a su perspectiva, era viable y perentorio construir candidaturas sin maquinaria pero con personalidad, objetividad y empatía para enfrentar a la partidocracia. En el siguiente vídeo puede verse a Lúgaro en una publicidad de aquellos tiempos de campaña.

El discurso no dedicaba tiempo para explicar políticas o nombres para implementarlas, sino que sólo buscaba encarnar el descontento con un populismo elegante, de fondo minimalista y una vocera de gran belleza física. Pero en cierto modo, Lúgaro se posicionaba por adelantado a la terrible crisis que conocerían las élites partidistas tres años después. Por lo pronto, la candidata independiente alcanzó en las Elecciones Generales de 2016 un impresionante tercer lugar con un 11.13% de la votación, convirtiéndose en la primera independiente en llegar al podio de esta manera.

Si tienes un interés especial en las candidaturas independientes en el escenario político latinoamericano, quizá te resulte provechoso leer este otro artículo de nuestra Web dedicado al colombiano Luis Carlos Galán. ¡Sigue el link!

Movimiento Victoria Ciudadana, la promesa de 2020

Entre 2017 y 2020, llegaría un verdadero escenario apocalíptico para la isla, que, daría más oportunidades a los disidentes. El efecto combinado de la peor depresión económica en décadas, las discutidas políticas económicas de EEUU, el huracán María, una seguidilla increíble de sismos y el escándalo de corrupción del gobernador Ricardo Roselló, crearon un escenario propicio para un quiebre político de envergadura.

Lúgaro decidió aprovechar la ventana de oportunidad nutriendo su tercera vía con una organización partidista propia, el ahora debilitado Movimiento Victoria Ciudadana (MVC). Con esta organización intentó montarse en la ola de las protestas sin precedentes contra Roselló, que culminaron en su renuncia, para desviar la abstención previsible en su provecho. Existía una atmósfera propicia para las hazañas civiles contra el statu quo.

El movimiento de Lúgaro reunía elementos partidistas disidentes y sindicales para esta vez plantear propuestas bastante más elaboradas: descolonización de la isla y convocatoria a una Asamblea Constitucional para definir el nuevo estatus, revertir las medidas económicas impuestas por EEUU, darle nuevo impulso a los sindicatos y establecer una reforma electoral profunda. Esto último incluiría un Referéndum Revocatorio, un sistema de segunda vuelta y financiamiento público de campañas.

Una posición de centroizquierda que superaría la marca de Lúgaro con 14.21% en 2020, pero nuevamente en tercer lugar. Quizá una demanda en su contra por un despido xenofóbico en su corporación familiar y un plagio comprobado de publicidad en redes debilitaron sus posibilidades. Luego vendría el cuestionado retiro, pero la carrera de Lúgaro constituye un síntoma importante e histórico del estado de deconstrucción de la política en Puerto Rico. Hasta aquí nuestro artículo sobre Alexandra Lúgaro. Hasta pronto.

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